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Etiqueta: Daniel Sánchez Arévalo

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10 películas para septiembre.

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En dos días tenemos el otoño encima, se acabaron las playas, las piscinas y las terrazas a todas horas. Os jode, sí, pero es lo que hay. Asumámoslo. Yo he de reconocer que el verano me toca bastante las narices y estoy encantada de dejar de sudar como la gorrina que soy. Ansío la vuelta a Madrid, la vuelta al cole, la vuelta a la vida “normal”.

Insultadme. Lo entiendo.

Como soy buena gente y bastante cinéfila, he pensado ayudaros a pasar la depresión postveranil con una lista de películas para ver en septiembre absolutamente imprescindibles. Por favor, haced vuestras críticas y no me pongáis muy verde si os han parecido una mierda.

“Del revés”: muero de amor. No os engañéis creyendo que es simplemente una película infantil más. NO SEÑORES, es el mejor guión del planeta. Explicar con tal claridad algo tan complejo como nuestros procesos emocionales y que sea entretenido para niños y mayores es MAGIA.

“La vida de Adèle”: aviso, no apta para gente sensible con las escenas de sexo que quizás puedan parecer (o ser) excesivas. No importa. El resto es tan bueno que se le perdona. Adèle (Adèle Exarchopoulos) de 15 años, descubre su sexualidad de la mano de Ema (Léa Seydoux). Qué maravillosas están las actrices, qué construcción de personajes y qué pedazo de peliculón.

No os quejaréis por la heterogeneidad de mis recomendaciones. De una peli de dibujos, pasamos a una de conflicto emocional y sexual  y ahora a una película sueca de vampiros: “Déjame entrar”Al leer lo de “vampiros” os habéis puesto bizcos. De nuevo, no prejuzguéis. Cuenta la historia de un niño de 12 años que sufre bullying y cómo su relación con una niña muy especial le ayuda a enfrentarse a sus problemas. Esta peli destila sensibilidad y ternura. Ganó numerosos premios, como el “Premio Founders al mejor guion adaptado” en el Festival  de Tribeca  y el Méliès de Oro de la Federación de Festivales de Cine Fantástico Europeo. 

    10 películas para ver en septiembre

Seguimos con los contrastes y es obligado que os recomiende algo de mi amado Ferzan Özpetek. Me cuesta MUCHO elegir cual de sus películas me gusta más pero haciendo un esfuerzo diré que es “El Hada Ignorante”, en la que una mujer descubre que su marido muerto mantenía desde hacía años una relación con otro hombre. Las pelis de Özpetek siempre tratan la homosexualidad en mayor o menor medida y TODAS SON MARAVILLOSAS. En Madrid podéis encontrar la mayoría en el videoclub “Ficciones”. Yo he aprovechado mi último viaje a Italia y me las he comprado TODAS. De hecho, hicimos el viaje para visitar Lecce, la ciudad donde se grabó “Mine Vaganti”, otra superpeli de este director.

10 películas para ver en septiembre

Amo a Özpetek y ADORO a Daniel Sánchez Arévalo, no en vano me salvó la vida en Moscú.  Aquí sí que no puedo decidir, I am sorry“Azul oscuro casi negro(qué bien retrata este hombre las relaciones: familiares, amorosas, amistosas… ), Gordos(con la excusa de la obesidad, los personajes introspeccionan, introspeccionan y siguen introspeccionando), “Primos” (un viaje a través del mal de amores, la amistad y los recuerdos de la infancia) y “La gran familia española” (disección de las relaciones familiares. Con esa Arancha Martí  maravillosa con la que tuve el placer de currar el pasado mayo). Sólo por ver a Raúl Arévalo, Quim Gutiérrez y/o Antonio de la Torre actuando, vale la pena ver cualquiera de ellas.

10 películas para ver en septiembre

“Half Nelson”: peli por la que mi adorado Ryan Gosling fue nominado al Oscar en 2006, que finalmente se llevó Forest Whitaker (no lo entiendo, yo le daría el Oscar a Gosling cada año, varias veces). Un profe inteligente, carismático y adicto a la cocaína entabla una relación de amistad muy especial con una estudiante problemática. El mejor papel de Gosling en mi opinión. No acabo de entender por qué esta peli no es más conocida.

10 películas para ver en septiembre

“Cinema Paradiso”: ya sé que la mayoría la habéis visto, pero no podía faltar. Ganadora de un Oscar y un Globo de Oro en 1989. Pienso en ella y se me ponen las carnes de gallina. Qué bonita, emotiva y emocionante es esta película. Todo un homenaje a los recuerdos de la infancia y al amor por el cine. 

“Pequeñas mentiras sin importancia”: Escrita y dirigida por Guillaume Canet, que me puede encantar, y con un reparto en el que tenemos a Marion Cotillard y Jean Dujardin (dos oscarizados), entre otros.  Una peli que nos muestra el universo de la amistad y como cada individuo procesa los dramas y las alegrías a su manera. Apetecible y emotiva.

“Beautiful girls”: solo por disfrutar a Natalie Portman, maravillosa a sus 13 años, vale la pena verla. Varios treintañeros celebran que hace 10 años se graduaron en el instituto de un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra. Reflexión sobre los sueños de juventud, la nostalgia y ese momento extraño en el que despegas de la juventud para aterrizar en la madurez.

10 películas para ver en septiembre

“Once”: no podía faltar el toque musical en mi lista. Se llevó el Oscar a la mejor canción en 2007 y nos demuestra que se puede hacer una película fantástica sin apenas presupuesto. En Dublín, un músico callejero conoce a una inmigrante checa que compone canciones. Una joya sensible y auténtica con una banda sonora espectacular. Si pasáis por Broadway, no os perdáis el musical.

Y hasta aquí hemos llegado. Sí, ya sé que son más de diez pero en el título quedaba mejor así. Después de septiembre llega octubre y os agradeceré que me recomendéis pelis maravillosas con las que pasar el frío invierno.

 

La Regeneración y el Manhattan: magia en Nueva York

Y mira que una fantasea con que escribe desde New York y me doy cuenta de que ahora que estoy en la city no se me había ocurrido hacer la fantasía realidad. Seré melona…

Pero hoy me he iluminado y aquí estoy, en mi silla habitual de desayuno, frente al Empire y escribiendo. Espero que el Universo capte el mensaje y me deje repetir este momento infinitas veces más.

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Y al fondo…el Empire

En los escasos diez minutos que separan mi hotel del Pain Quotidien donde estoy sentada frente a mi Ipad, mis tostadas Five Grain y mi té con leche, me he dado cuenta de que aquí y ahora confluyen la mayoría de los contenidos de mis artículos que, al fin y al cabo, no son más que dibujos de lo que me motiva en la vida.

Para empezar,  I made things happen: he atravesado los 6.000 km. que me separan de mis cada vez más adoradas Golondrinas Niuyorkinas, para vivir un momentazo al que me aferro con uñas y dientes.

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Podría extenderme eternamente contando cuanto adoro Nueva York y lo que molan las tiendas, los musicales, los rascacielos…pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

Por arte de magia, el pasado viernes estuve en una cena que fue algo así como revivir las secuencias más notables de mi vida. Allí estaban la Madre Niuyorkina: mi amiga y confidente desde hace 23 años. Concretamente desde un jueves en el que apareció en el bar de la Facultad de Derecho de Barcelona, preguntando quién salía esa noche. Obviamente levanté la mano. Y nunca nos volvimos a separar. Y fijaos que yo vivo en Madrid y ella en Manhattan desde hace 15 años. Pero lo mantengo, NUNCA NOS VOLVIMOS A SEPARAR.

Mi otra Golondrina estaba allí también. Mi amada y admirada Carmen , que viajó desde nuestra Ibiza hasta la Gran Manzana para ser cineasta, que tan orgullosos nos tiene con sus mogollones de premios (Emmy incluído)  y que tanto tiene que ver con esta etapa de mi vida, en la que me anima, me aconseja y me empuja para que escriba y escriba y escriba…

No podía faltar  Lidia, la actriz, mi  asesora de actividades artístico-culturales, compañera de proyectos presentes y futuros,  siempre de buen humor, que se unió al viaje porque si se pierde una la palma (literalmente), a la que le sobra entusiasmo y por eso me lo contagia cada día (y muchas noches).

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Lidia San José en su sosiego habitual

Para acabar, EL MAGO. Al que ahora admiro más por las risas que me genera, que por salvarme la vida en las lejanas Rusias ( y no es que no valore mi existencia, es que es muy gracioso).  Quién me iba a decir a mí que tres años después del salvamento, íbamos a estar cenando en el Craftbar de super Tom Colicchio. Él es la prueba viviente de que solamente hay que estar atento para ver que todo está escrito y que los círculos se cierran solitos (si tú no lo impides, claro).

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Estos encuentros en los que mezclas colegas que no se conocen entre ellos pueden ser peligrosos. Que a ti te parecen todos ideales y de repente entre ellos se odian y quieres morirte. Pero no fue el caso. Todo lo contrario. Entre charlas sobre Junot Díaz, relatos escabrosos sobre los ex respectivos, comentarios escatológicos (que me pueden encantar) y muchas risas, se nos pasó la noche sin que me acordara del jet lag.

En un momento dado tuve la extraña sensación de que veía toda mi vida pasar y pensé “ostias, a ver si es que la voy a palmar en breve”. Pero no en plan mal rollo, sino como “joder, qué suertuda soy. No imagino a nadie que pueda estar mejor acompañado que yo en este momento”. No estaban todos los que son pero sí son todos los que estaban…

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Maravillosas albóndigas de Craftbar

No sé muy bien como transmitir el entusiasmo, o la felicidad, o la plenitud que viví en ese rato, ni el regusto tan maravilloso que se me ha quedado y que sigo teniendo ahora que he vuelto a Madrid.

Sí, empecé a escribir frente al Empire pero no era cuestión de pasarme todo el día allí, que hay que vivir para poder escribir.

Yo que soy ostracista hasta la médula, que elijo con sumo cuidado con quien comparto mi tiempo y que no me corto un pelo en pirarme si la compañía no me parece la óptima, disfruté como una perraca observando la reunión como espectadora activa, segura de que ninguno de los componentes de mi Dream Team era consciente de lo que cada uno de ellos representa para mí, y mucho menos de lo maravilloso de su agrupación.

Imagino que he escrito esto, en parte, para contárselo. Creo que es importante posicionarse en la vida, gritar que SÍ a los que sí y por supuesto NO a los que no (ese será otro post). Esto debe tener que ver con mi obsesión de que la vida son dos días (uno con gripe) y que lo de perder el tiempo con algo o alguien que no mola me da bastante yuyu.

Hay dos cosas que me regeneran más que nada en el mundo: la primera es Nueva York. Perderme por sus calles, irme a Central Park y pasarme las horas delante de mi Bow Bridge, en encefalograma totalmente plano. Punto muerto para variar. Coco vacío totalmente. La segunda es pasar un rato de complicidad y carcajadas con gente a la que admiro y aprecio (o amo locamente en algunos casos).

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Mi sitio favorito en el mundo mundial.

Si ambos momentos regeneradores se unen, ya es el no va más. Estoy convencida de que el viernes gané años de vida a base de crear células nuevas, todas monísimas y muy risueñas.

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Golondrinas from Brooklyn. Amor a raudales

Y espero la ocasión se repita. En el mismo sitio o en otro mejor, con los mismos componentes y/o con otros, en este caso inmejorables.

From Moscú to Comillas (historia de una adopción)

He escrito varios post con homenaje más o menos disimulado: a mis amig@s, a los besos, la risa, la música e incluso a la madre niuyorkina y al blog de Nacho López, oculto en un plato de lentejas  (Nacho, mi Yoda bloguero, he decidido sacar todos mis trapos, los sucios y los limpios. Sin autojuzgarme).

Hoy quiero hacerle un homenaje a LA MAGIA. Ni voy a escribir sobre David Copperfield ni sobre la magia romántica, que a estas alturas ya sabéis que el romanticismo y yo casi que no. Seguid leyendo que me voy explicando poco a poco…

Me encantan la música y el cine, ningún género en concreto. Me gusta lo que me hace sentir bien y eso varía según el día, aunque hay unos valores seguros: George Michael, Nina Zilli, “Love Actually”, “Pretty Woman” y aquella peli que me salvó la vida en Moscú…No es coña.

Algun@s ya sabéis que soy madre soltera, adoptiva y doble. Para llegar a ser tal barbarie, fueron necesarios tres viajes a la madre Rusia: uno para conocer a mis rubios estratosféricamente guapos, otro para que una jueza muy japuta decidiera si yo era apta para ser mamushka o no (tras una semana de retraso en el juicio) y otro viajecito que se alargó en la inmensidad porque a la Japuta no le salía del jilguero soviético entregarnos la sentencia para poder recoger a mis pollitos.

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Mi estado emocional en esos momentos era lamentable: completamente sola en los Soviets, sin poder ver a los pollos en el orfanato, pensando que esperaban cada día que les recogiera, en el mierdihotel sin tele, sin ganas de leer, sin conexión a internet…Cuando, de repente, recuerdo que Yolanda, la traductora del juicio, me había dado la dirección de un cine en V.O., ¡ALELUYA! ¡Una peli en inglés será mi salvación! Y allá que me crucé yo todo Moscú en el metro con signos en cirílico, flipando in colours.

Y cuando llego al Cineruski casi me desmayo. Allí estaba, en el megacartel, en lo alto, LA PELÍCULA. ¡Una peli en español! Ya la había visto y me había encantado. En ese momento sentí algo parecido a lo que deben sentir los náufragos al avistar el navío salvador o los perdidos en el desierto al encontrar una cantimplora. Ahí tuve la certeza total de que el Universo, por alguna razón desconocida, me ama profundamente. Y pasé dos horas muerta de la risa, viendo caras ibéricas entre tanto jeto soviético. Oliendo los tomates, la paella, el chorizo…ví la luz. LA MAGIA me pegó una colleja y me recordó que el momento moscovita acabaría pronto y me llevaría a mis rubios a un país donde brilla el sol, vivimos descojonaos y comemos jamón del bueno.

Primos

Tan terapéutico fue, que al día siguiente volví a cruzarme la ciudad en un cirílico ya totalmente controlado para volver a verla. Y me moló más todavía.

Y el momento llegó. Y me los traje. A punto de aterrizar, me debatía entre el pánico a que el solazo españolo les derritiera la dermis de fototipo -7 y la alegría de llegar a Mi Isla. El avión sobrevolaba Es Vedrá, veía sus cabecitas rubias mirando por la ventana y tuve que llorar, que una no es de piedra. Ya podía oler los tomates, la paella, el chorizo…

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Es Vedrá, Ibiza

Ni que decir tiene que me compré LA PELI y que la he debido ver unas 30 veces, ya sea para arreglar un mal día o para mejorar uno bueno. Es la única película de mayores que han visto mis hijos que saben que, cuando mami estaba muy triste en Moscú, fue a ver esa peli y le dió mucha risa.

Hay MAGOS que te teletransportan de la fría Rusia hasta Comillas para que te tomes un gazpacho y cantes en una verbena veraniega Paquito el Chocolatero, que saben observar lo cotidiano y convertirlo en extraordinario porque ellos mismos lo son.

Hay Magos que te salvan la vida en Moscú…GRACIAS

P.D.: Dedicated to my FAN.

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