Lunes con sol
Es tendencia: el spa vaginal

Loca me hallo, amiguis. Una va buscando noticias de actualidad para comentar cuando lee “El spa vaginal que causa furor entre las modelos y celebridades neoyorkinas”. Y me imagino unos mini baños de vapor para nuestros bajos. Y unas saunas (qué molesto, por Dios) y unos chorros de agua.
Pero no.
Resulta que estos yankees, que son listos a más no poder y se dedican a ponerles lazos de colores a los conceptos ya conocidos, han cogido una clínica ginecológica, la han llamado spa, les han puesto a los tratamientos unos nombres bien galácticos, les han regalado unos cuantos a las Kardashian y aledañas, y CHIMPÚN, toma negocio cuya fama llega hasta nuestras fronteras. Y es que el coño está de moda, qué bien. Solo hemos de recordar la vela con olor a la vagina de Gwyneth Paltrow. En tierras patrias tenemos la fiebre del Satisfyer, que me alegra a más no poder. Qué maravilla que se hable tanto de un cacharro creado única y exclusivamente para que disfrutemos como salvajes.
El caso es que en el spa vaginal (o ginecólogo) tratan tanto los problemas de fuera como los de dentro. O sea, te operan los labios, te los blanquean (sí, de los creadores del blanqueamiento anal llega el blanqueamiento potorril), con el que prometen un “aspecto más juvenil”. También se dedican al rejuvenecimiento vaginal con láser, infiltraciones de ácido hialurónico, radiofrecuencia y al plasma rico en plaquetas. O sea, todo lo que el común de las mortalas nos queremos poner en el jeto, las Manhattanianas se lo plantan en salva sea la parte. No hay fotos del antes y el después, una pena.
Y digo yo quién tendrá tiempo, no solo para mirarse el chirri, que también, sino para dedicarle la atención necesaria para decidir si tiene la tonalidad y la tersura deseada, signifique lo que signifique eso. Entre otras cosas, porque el humano es tan gilipollas que se mueve por comparativas y no sé vosotras, pero yo no me dedico a ver si el de mis amigas está más o menos resplandeciente que el mío.
Quiero resaltar el tratamiento denominado “Disparo orgásmico”, que consiste en inyectar plasma rico en plaquetas en el clítoris, con lo que mejora la circulación del mismo y la sensibilidad. Servidora, que lleva unos cuantos pinchazos de plasma en la cara, no ha notado una especial sensibilidad. Eso sí, se te queda un cutis resplandeciente. ¿Pasará lo mismo con el clítoris? Yo no pienso probarlo, ya lo digo.
No puedo terminar este artículo sin antes mencionar el “Trono del orgasmo”. Sí, le ponen “Orgasmo” de apellido a todo. Por qué hacen eso si esto va de unas corrientes para fortalecer el suelo pélvico, es un misterio. Claro, lo de “Trono Antimeado” quedaba menos glamouroso. El caso es que, vestidita del todo, te sientas y te pegan un meneo en un rato que equivale a más de once mil ejercicios de Kegel. Vamos, se te pone el suelo pélvico que parece Stallone en sus mejores tiempos. A partir nueces con el suelo, amiguis, que estos americanos o lo hacen a lo grande o no lo hacen.
Investigando sobre el tema, porque yo soy de las que se documenta a tope, he encontrado otro spa para chirris en República Dominicana, donde solo tratan la parte interna. Ni te rejuvenecen el asunto, ni te lo blanquean, ni ná de ná. Un asco de spa.
Pero no sufráis, amiguis, no tenéis que ir hasta Nueva York para someter vuestras vaginas a estos tratamientos top. En Londres ya hay una sucursal y nos queda mucho más cerca la posibilidad de dejar nuestras vaginas bellas y saludables como nunca antes. Seguiremos informando.
Comentario
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Se nos va la pinza BIG TIME, Sol. Qué necesidades tan absurdas. Y lo peor de todo es que unos cuantos se enriquecen creando tendencias y necesidades no reales que calan en la gente más insegura… ?♀️