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Lunes con sol

Este es un buen momento

Este es un buen momento

Cada día, gracias a la diferencia horaria con España, me despierto con muchos mensajes adornando mi teléfono. Lo que en otras circunstancias me agobiaría, en estas, con la lejanía, el tiempo libre y la ausencia total de rutina, es una compañía que agradezco. Hoy ha habido uno que me ha abrazado especialmente, decía que “Sol, este es un buen momento”.

Txema, mi vasco adorado, ha querido compartir ese mantra conmigo, que ando a seis mil kilómetros de él. Y solo eso es suficiente para saber que me dice la verdad, aunque a veces me cueste interiorizarlo. La verdad es que este es un buen momento, para empezar, porque es el que estamos viviendo, porque es lo único que tenemos. Hemos de decidir cómo vivirlo porque lo pasado ya pasó y mañana queda muy lejos. Este es un buen momento porque es el que definirá la evolución entre lo que éramos y lo que seremos y, si lo hacemos bien, el resultado será la hostia. ¿Cómo saber si lo estamos haciendo bien? Complicado. Txema, que es muy listo y muy psicólogo, diría que “sabiendo”. Él añadiría también “Sol, y tú lo sabes todo”. Yo le contestaría que algo sé, pero que el poseedor de la sabiduría suprema es él, porque sabe donde colocar las emociones, a las personas y la amistad en el lugar exacto y sin lugar a dudas. Él me dice que, por mucho que sepas, el dolor duele. Y es que cuando el desastre llega, lo único que quieres es identificar las coordenadas de la tristeza, en qué rincón se esconde ese amasijo repugnante, para arrancártelo de cuajo, así te lleves zonas sanas con él. Lo siento, nadie viene con el mapa bajo el brazo.

Imagino que lo que me quiere decir es que sé dónde estoy, quién soy y hacia dónde voy. Y hacia dónde no quiero ir. Eso lo cambia todo, porque por muchos bandazos que demos, si sabemos qué queremos, el desastre se minimiza considerablemente. 

Yo sé mucho de lo que no quiero y algo que lo que sí. De lo que no, no hace falta ni hablar. Quiero alegría, brillo, purpurina de colores. Quiero tener las herramientas para sostenerme y para sostener. Quiero ser capaz de encontrar el eje desde donde escribir esta historia que está siendo, que ya es y que, quizás, ya está escrita. Solo tengo que transcribirla. Quiero predicar con el ejemplo y decidir. Decidir todo el rato. Aunque escueza. Quiero ser valiente, por mí y para que otras lo sean conmigo. Ser dueña y señora, reina, toda cimientos y toda rascacielos. Quiero que me inspiren e inspirar a otros. Disfrutar de mi salud, de mi hogar, de los que son mi hogar. Quiero nadar desnuda; bailar descalza de pies y de sesera; ser libre de pensamiento, palabra y omisión. Quiero abrazos y besos de los de verdad. Seguir siendo la persona con los mejores amigos de la galaxia. Quiero comerme la vida hasta empacharme y luego volver a empezar. Quiero ser feliz, levantarme cada mañana dando las gracias porque por fin he encontrado mi para qué, enseñarles a mis hijos que el éxito es tener un propósito en la vida y que lo suyo es tatuarse un “A quién le importa” tamaño Godzilla. Quiero personas que sumen, que sumen mucho. Que me vean, que me reflejen, que me hagan sentir, a cada minuto, que este es un buen momento.

 

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