6.000 Km
6 A.M. El despertador digital del hotel me recuerda que no llevo nada bien el jet lag. Gracias a la interminable cola de los mostradores de inmigración, llegaba a mi habitación a medianoche. Cómo me gusta mirar por la ventana cuando aún no ha amanecido. A las cinco ya había gente corriendo en la cinta del gimnasio que hay frente al hotel. Curioso pueblo el neoyorquino, ¿dormirán alguna vez?
6.15 A.M. A las 8.30 he quedado con las chicas para desayunar en el Prêt a Manger de la 5ª con la 39. A las charlas habituales en mis visitas (léase: hombres, trabajo, niños y planes para el futuro), se añade planear el vestuario, peinado y maquillaje de María para la gran noche.
Mi María, tan ajena a estos tejemanejes fashion…
Pero solo quedan dos semanas y la someteremos, con o sin su consentimiento, a la tortura de la puesta a punto estilística. Para el último evento nos bastó una tarde, pero me huelo que esto no será tan fácil. Llevamos 10 años esperando este momento. Desde que decidió cruzar el charco para hacer un Máster en Producción de Cine.
Luego todo fue rodado: el premio para estudiantes de la Academia de Cine, el trabajo en una televisión neoyorkina, los documentales, más premios, la megasubvención… Nada que me sorprendiera en absoluto. María siempre fue un diamante, no pasó por bruto. Una especie de genio loco, absolutamente ignorante de su despampanante inteligencia y sensibilidad. Sigue pensando que todo esto le va grande… Qué loca.
Cuando María me llamó para decirme que se venía a estudiar a la gran manzana, no dudé en darle el número de Alexandra, que llevaba ya varios años aquí ejerciendo de ejecutiva agresiva en versión catalana y supercaótica.
Quién nos ha visto y quién nos ve… Parece que fue ayer cuando estudiábamos en la Facultad de Derecho de Barcelona. Pero no fue ayer, fue hace 20 años y a más de 6.000 Km. Nunca llegué a acostumbrarme a la ausencia de mi compañera de juergas, de charlas, de risas hasta llorar, de tardes interminables de bares por la calle Petritxol.
Alexandra fue la primera persona a la que eché de menos en mi vida.
6.45 A.M. Es apasionante ver como esta ciudad se pone en marcha. Ahora agradezco el manojo de pelos que encontré en la ducha al llegar y que me llevaron a un upgrade con vistas a Union Square.
María no lo sabe, pero nosotras lo tenemos clarísimo. De todos los modelos que le envió el estilista por correo electrónico y que ella, seguro que sin mirarlos, nos envió a nosotras, el elegido es un Carolina Herrera muy sencillo, rojo y largo, por supuesto. Como acompañamiento, stilettos dorados de Louboutín y no se hable más. Como los de Sarah Jessica en la segunda peli de nuestra adorada saga. Querrá morir, y matarnos.
Mañana sale hacia Los Ángeles. Estará de los nervios la pobre…
7.15 A.M Iré caminando hasta la 39. Mejor me voy duchando…
