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Reflexiones de una majara

Soy la peor madre del mundo

Soy la peor madre del mundo

soy la peor madre del mundo

Me llamo Sol y tengo dos hijos de diez y once años. Soy madre soltera. Soy la peor madre del mundo.

Cuido de que mis hijos tomen sus tres raciones de fruta y las dos de verdura, también los hidratos, proteínas y grasas correspondientes. No fue fácil. Mis hijos no querían comer. Ah, se me olvidaba, soy madre adoptiva también. Como os decía: no fue fácil. No querían comer. A base de relojes en la mesa, de no ceder ante sus chantajes, de no cocinar otro plato que les gustara más, de que tuvieran claro que, o se comían lo que había o no comerían nada, conseguí que mis hijos comieran DE TODO.

Qué hija de puta, pensarán algunos.

Mis hijos duermen, como mínimo diez horas diarias, cenan dos horas antes de acostarse. Nada de tele hasta las mil, nada de juegos después de las diez de la noche.

Dictadora me han llegado a llamar (no mis hijos, algún adulto).

Les he enseñado que deben ponerse crema porque tienen la piel atópica, he pasado HORAS enseñándoles a lavarse los dientes, les he hecho volvérselos a cepillar en infinidad de ocasiones. Ponen y quitan la mesa; meten los cacharros sucios en el lavaplatos; retiran sus sábanas y las meten en la lavadora, lo mismo con su ropa sucia, les encanta poner el jabón, el Mimosín y apretar el botón; tienden la ropa mojada; recogen la ropa seca; hacen su cama cada mañana; limpian sus zapatos; al desnudarse (casi siempre) doblan su ropa y la meten en el armario.

Supongo que seré una explotadora infantil de mierda.

Ven la tele en inglés, vamos al cine en versión original, les leo libros en inglés, intento que hagan lo mismo.

Vaya tía obsesionada con el rollo de los idiomas, ¿no?

Les explico que tienen que tratar a la gente como les gusta que les traten a ellos, que sus actos tienen consecuencias (ahora y el resto de su vida), que el amor no es dependencia y que, el hecho de que yo salga con mis amigos, no significa que les quiera menos, de la misma manera que ellos no dejan de quererme a mí cuando juegan a fútbol con los suyos. El mayor lloraba cuando venían a recogerme para ir al cine o a cenar. “Pues no vayas” me dijeron algunos. Yo seguí yéndome y le conté a mi hijo (mil veces) que siempre volvería. La semana pasada, cuando pasé medio día fuera con mi mejor amigo, que vive en Méjico, mi hijo me dijo que “Mami, vete, te mereces estar con Ángel porque nunca lo ves”.

Una zorra manipuladora debo ser.

Les llevo a jugar a fútbol en nuestra plaza, a jugar en el Retiro, recorremos Madrid Río en patinete, vamos a exposiciones, al zoo, a Mcdonalds una vez al mes (oh, Dios, qué asquerosa). En verano, nos bañamos juntos en la playa, en la piscina, comemos helado hasta reventar.

Poca cosa, chata. ¿Qué pasa con los museos, con los parques de atracciones, con las clases de cocina para padres e hijos?

No siempre atiendo a sus peticiones, no siempre juego con ellos, no siempre sonrío ni hablo con voz dulce. A veces grito. A veces hasta lloro, porque no puedo más. Un día a la semana meto una pizza precongelada en el horno. En semanas jodidas, incluso dos.

Soy un monstruo, está clarísimo.

Por si no tenía claro que soy una mala madre repugnante, en una reunión del cole la semana pasada, nos plantan el visionado del anuncio de Ikea en el que los nenes les piden a los Reyes Magos que sus padres pasen más tiempo con ellos. Discurso del profe: “DEBÉIS PASAR MÁS TIEMPO CON VUESTROS HIJOS, HACERLES MÁS CASO, HABLÁR MÁS CON ELLOS”.

Así, a lo loco, a todos los padres, los profesores, los de Ikea, en una reunión informativa sobre el funcionamiento del curso.

Miré a mi alrededor, quería saber si yo era la única indignada. Si yo era el único ser que no sabía qué coño pintaban Ikea, los Reyes Magos y los reproches allí todos juntos. No lo era. Una madre levantó la mano. Dijo algo así como “¿A qué viene esto?”. Nadie supo contestar, pero ya os lo digo yo.

NUNCA es suficiente.

SIEMPRE lo haces mal.

TODOS se creen con derecho a opinar.

La maternidad se ha convertido en el nuevo deporte de moda. Y venga teorías, y venga tendencias, Y VENGA JUECES.

Servidora no es de piedra, MUCHAS veces me he planteado si los profes, otras madres o el mundo entero tenían razón, pero ha llegado un punto en el que tanta demagogia ha perdido la razón por sí misma. Al menos para mí. Lo de Ikea ya es la hostia.

Señores (todos los que opinan sobre MI maternidad): me paso sus exigencias por salva sea la parte (o sea, por el mismísimo toto).

Soy la peor madre del mundo y, ¿sabéis qué? También soy la MEJOR madre del mundo.

soy la peor madre del mundo

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