Des-mádrate, por el amor de Dios.
Como bien sabéis (porque estoy muy pesadita con el tema), me fui este verano a Nueva York a terminar mi querido libro. Pues bien, al día siguiente de llegar yo a la Gran Manzana, estrenaban la peli “Bad Moms”, “Malas Madres” en español. Os podréis imaginar que me faltó tiepo para agarrar a mi amiga, la Madre Niuyorkina, e ir a ver este chorreo de descojone hecho película.
Ya os aviso: las que no tengáis hijos pensaréis que la vorágine salvaje que describen es parodia pura. PERO NO. Las carreras continuas, las comidas frente al ordenador, las mil reuniones inútiles del cole, el sentirte juzgada por todo Cristo, la sensación de hacerlo TODO mal es real como la vida (maternal) misma. La realidad, en este caso, supera a la ficción.
En la peli, por supuesto, aparecen las puñeteras Madres Perfectas, sí, ESAS QUE NO EXISTEN. Ya que estamos en esto, os voy a contar una anécdota que a mí me jodió por un lado pero me encantó por otro. El año pasado, mis hijos fueron al cumple del hijo perfecto de la Madre Perfecta del cole. Fue allá por junio. Un cumpleaños que te mueres: que si piscina, que si cine, que si toda la tontería del mundo. Pues bien, al recoger a mis vástagos, rubios como ellos solos, les vi el jeto totalmente colorado, les pregunté si, en algún momento, la Madre Perfecta, les había dicho que se pusieran protección. “No, mamá, y hemos estado todo el día superbien en la piscina”. Poco más y la estrangulo. Ni que decir tiene que los otro veinte niños que se había quedado la colega, estaban igual de achicharrados. Tía pesada, déjate de pasteles y de hostias, con no provocar una epidemia de melanomas, date por satisfecha.
A lo que íbamos, a la peli. Porque mal de muchas, consuelo de malas madres. Qué gusto comprobar cómo lo que habitualmente nos amarga la vida se convierte en una comedia. Qué bien comprobar que hay más gente que piensa que el humor es una cosa muy seria. Reconozco que, cuando el pasado lunes, desquiciada perdida porque mi libro salía a la venta en pocas horas, me vi en urgencias por una tortícolis del pequeñajo que a la doctora que vino a casa le pareció una posible meningitis, me acordé de los saraos de Mila Kunis en la peli, y me reí. Poco, pero me reí. Al día siguiente, mi hijo mayor se olvidó al pequeño en el colegio, con la consiguiente llamada del conserje, “Oiga, que se ha olvidado usted a su niño”. Y, tras estar al borde del colapso y salir corriendo como las locas de la oficina, pues también me reí un poco.

Y es que nos volvemos majaras perdidas, nos olvidamos de que existimos. Cuando, un buen día, te ves los pelacos de las piernas, te das cuenta de que hace semanas que ni te las miras. Cuando ya has pagado en el súper, caes en que has comprado la comida de todos, menos la tuya. De eso va “Malas madres” y nuestra vida en general: queridas todas, el mundo no se va a parar si, durante un rato, decidimos bajarnos de él; si empezamos a recordar cuales son esas gilipolleces que nos hacen felices. Barbaries tales como ir a una tienda de cosas cuquis y comprarte una vela con olor a vainilla o quedar con las amigas para hablar de gilipolleces no van a desmontar el orden natural del Universo, creedme.

Y es que nos empeñamos en seguir unas normas que alguien inventó para nosotras. Chavalas, NADIE va a morir si nos las pasamos por el mismísimo jilguero. Hablando de jilgueros: en la peli también hablan de penes. SÍ, AMIGAS. Lagrimones de emoción y de risa chorreaban por mi cara cuando la madre soltera y casquivana empieza a hablar de rabos sin tapujo alguno. Ay Dios, ojalá hubiera escrito yo ese guión. Porque una peli para mujeres no puede ser buena si no hay falos de por medio. Y PUNTO.
Y lo mejor llega ahora, porque “Malas Madres” ha salido a la venta ya en DVD y Blu-Ray y, si la compras, te haces una foto con la peli y la cuelgas en Twitter o Instagram con el hashtag #Empiezaeldesmadre, entras en un sorteo para tener canguro, durante cuatro horas de un sábado al mes durante todo el 2017.
Insisto, CUATRO HORAS AL MES DURANTE UN AÑO.
Ni en mis mejores sueños aparecía semejante salvajada.
Sobra deciros que esta tarde me la compro y cuelgo la foto hasta en mi balcón si hace falta.
Cuatro horas para ir a cenar, al cine, para darte un masaje o quedarte descerebrada totalmente mirando al techo. Cuatro horas al mes para ser persona, y no solo madre. Porque hace tiempo que te echas de menos, Y LO SABES.
Ha llegado el momento, la película “Malas Madres” te regala algo que debería ser, no un derecho, sino una obligación: TIEMPO PARA TI.
Corred a la tienda, o a Amazon, o donde sea. PERO YA, porque la promoción termina el 28 de febrero.