Reinvéntate, chavala.

La reinvención, ya sea laboral o en cualquier otro aspecto de la vida, no es algo reservado a algunas privilegiadas. No existe un gen especial ni es necesaria una inteligencia por encima de lo normal para lanzarse de cabeza sobre la felicidad y las decisiones que nos conducirán hacia ella.
Lo primero que necesitas: autoconocimiento. Nadie nos ha enseñado a aprendernos porque lo importante siempre estaba fuera. Y así nos va. Escoge un trabajo seguro. La pasión, el talento y la vocación, para los perroflautas. No acabes con esa relación que te hace infeliz, el que llegue después será igual. No seas inocente. Pirarte es un fracaso. Pero por qué vas a mudarte de este lugar que te deprime profundamente. Esa ciudad tampoco es tan apasionante. Bueno, pues eso, que quizás funcionó para nuestros padres y abuelos (o no), se ha quedado anticuado y de qué manera. Seguro es que hoy el sol se pondrá y mañana saldrá, poco más. El único fracaso es morirte del asco cada día de tu vida y quedarte ahí, sentadita, mirando los años pasar.
La cosa no es fácil, hay mucho ruido ahí afuera y lo de escucharse es complicado. Lo de hablarse, ni te cuento. Pero no es imposible. Escribe cuáles son tus miedos, pregúntate qué es lo peor que puede pasar si cambias de rumbo. Contéstate. La meditación, el mindfulness y el yoga nos ayudan a encontrar la conexión con nosotros mismos. La psicoterapia es necesaria para deshacer los nudos del alma, para encontrar las creencias limitadoras y empezar a ver la luz. Vivimos en la era de Internet: investiguemos. Encontremos nuestro talento y dejemos que invada nuestra existencia.
Desarrolla tu marca personal: todos, queramos o no, dejamos una huella en los demás. Sepamos cuál es, gestionémosla. Desarrollemos lo que nos interese desarrollar. Diferénciemonos porque en la vida y en el trabajo, ser únicos es una ventaja y te da oportunidades. No es cuestión de inventarla, está ya dentro de ti y, además, es gratis.
Busca un entorno propicio: no hay nada más desagradable que tener alrededor personas que te recuerden que la vida es complicada, que lo de soñar es de tontos y que hay que conformarse con lo que elegiste en un momento dado. Complicado florecer entre tanto pedrusco. De nuevo, Internet nos descubre mil foros, conferencias, espacios de coworking plagados de emprendedores, de gente que no hizo caso de sus miedos ni de los castradores a los que les encanta que los demás sean tan grises como ellos. Hay, también, foros de mujeres que conectan con otras mujeres para montar tribu, que no hay nada más feo que sentirse sola y, además, no hay ninguna necesidad, con la de tías majas que hay en el planeta. Rodéate de seres motivados, que sepan que lo único que se necesita para llegar al lugar deseado es un plan de acción y ponerse a caminar de una puñetera vez.
Estudia a quienes lo hicieron antes: Fácil. Instagram mismo es una fuente inagotable de personas que le dieron un giro a su vida, del tipo que sea. Por extraño que parezca, están deseando compartir sus experiencias. Observémoslos, preguntémosles sobre su proceso, sobre cómo superaron sus miedos. Ellos se fijaron en otros antes, seguro.
E imagina tu día ideal, descríbelo con detalle en una de esas libretas maravillosas que nos encantan. Decide que ese sueño es válido porque es tuyo y tuyas las posibilidades de, cada día, dar un paso hacia él. Nadie lo va a hacer por ti, que nadie te impida lograrlo.
