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Humor

El mareador: tipologías y características

El mareador: tipologías y características

el mareador: tipología y características

No podemos negarnos ante la evidencia: nos marean. O nos dejamos marear. El caso es que este fenómeno paranormal se da muchas más veces de lo deseado. Si no, de qué iba a ser mi post sobre ello el más leído de la historia de estas Claves.

Es por ello que la investigación ha de ir mucho más allá. Profundicemos, amigas, porque solo el conocimiento al detalle nos salvará del mareador.

Es común la confusión. Muchas veces no tenemos claro si nos están mareando o no y esto es porque existen tantas tipologías de mareador (y mareadora, supongo) que es imposible enumerar unas características comunes a todos ellos. Yo, hasta el momento, he detectado las siguientes variantes:

El Mareador Común: no hay duda con este. No se corta un pelo. Marea, lo sabe, lo disfruta. Cree que es un derecho innato. Es tan jodidamente descarado que no te lo puedes creer y, de hecho, no te lo crees, por eso sigues ahí, haciendo el gilipollas, sometida a sus vaivenes. Él es el caso más típico. Te llama para quedar, luego cancela. Te manda un whatsapp, cuando contestas él ya ha desaparecido. Y blablabla.

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El Mareador Sensible: me atrevería a afirmar que este es aún más peligroso que el anterior. Sus ojitos de cordero degollao, sus excusas, su discurso cariñoso pueden confundirte MUCHO. Es capaz, incluso, de presentarse como víctima cuando tú, ya jartita de sus “te echo de menos”, “muero por verte”, “he soñado contigo” seguidos de sus “me ha dado una insolación, tenemos que posponer”, “maldito corte de digestión, no puedo quedar”, “me he roto una pierna, mejor lo dejamos para otro día”, le mandas a tomar por el jander con todas las letras. Es de los que te preguntará si te pasa algo con él, te reprochará que estás muy borde y, por supuesto, no te hará ni puto caso y seguirá con sus mensajes de amor a las seis de la mañana hasta que le bloquees.

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El Mareador Transoceánico: normalmente es un ex-novio, ex-rollo o ex-algo que tuviste cuando pasaste un año en USA, o un verano en Londres, o unas vacaciones en Sicilia. Lo vuestro fue amor del bueno, o no, qué más da. El tema es que, periódicamente, aparece. Te manda fotos suyas subiditas de tono porque, claro, está lejos y si no, la cosa no se calienta. Cuando ya te tiene tontorrona perdida empieza con los “te quiero mucho”, esa frase tan ambigua que le puedes decir a tu hermana, a tu madre, a tu perro o al amor de tu vida. Y ahí te quedas tú pensando a qué se refiere exactamente. En el peor de los casos, la foto se convierte en una cantidad ingente de mensajes que reavivan vuestra pasión hasta límites insospechados. Esta tipología se subdivide en:

a. Mareador Transoceánico ennoviado: aquel que, tras tres mil doscientos mensajes de amor con sus correspondientes fotos picantes, te confiesa que, o tiene novia (y se le había olvidado) o justo acaba de conocer a una que vive en su barrio (qué casualidad) y no a tres mil kilómetros como tú. Así que casi mejor te vas pegando una duchita fría, guapa. OBVIAMENTE, no será él el que confiese, motu proprio, la existencia de la chati. O te lo encuentras de morros en su foto de perfil de Facebook, donde aparecen abrazados y sonrientes, o te lo confiesa tras un interrogatorio que ni la CIA.

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b. Mareador Transoceánico desaparecido: de la noche a la mañana se lo traga la tierra. No contesta ni llamadas, ni mensajes, ni mails, ni privados de ninguna red, ni telegramas, ni burofaxes. Es inevitable, tu primer pensamiento será que ha tenido un accidente. Dejas de llamar a los hospitales cuando le ves en Facebook sano, sanísimo y de copazos con los amigos.

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c. Mareador transoceánico recurrente: no es más que un mareador común pero que se extiende en el tiempo de forma desorbitada. Cada cinco años aproximadamente, reaparece, te marea y luego ni mú hasta el siguiente lustro. Por razones obvias, esta variedad se da normalmente pasados los cuarenta. Más que nada porque antes no hay margen suficiente. Personalmente, encuentro a este mareador incluso entrañable: lleva media vida contigo, ya sabes de qué va el tema con lo cual no te comes el tarro. Eso sí, aburre.

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Ahora mismo se me ocurren más prototipos de mareador pero mejor lo dejo aquí, comentamos y, si eso, la semana próxima seguimos con el tema. Ah, por favor, no os cortéis, añadid los tipos de mareador que hayáis descubierto. La lista es larga, amiguis.

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