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Queridos Macron: cómo moláis.

Queridos Macron: cómo moláis.

Emmanuel y Brigitte molan. Molan MUCHO.

Eso es lo que pensé en cuanto supe de esta pareja. Pero, por raro que pueda parecer, algunos les han puesto a caer de un burro. Repasemos:

  • Emmanuel es gay y su matrimonio es un montaje: Hombre, pues claro. Y, además, lo tenía planeado a los quince añitos y optó por lo más sencillito: hacer cómplice a su profe de teatro, casada y con tres criaturas. Seño, seño, cásese conmigo que en unos años seré Le Presidén y no quiero que me llamen bujarraPa qué buscarse una chati florero que no tuviera nada mejor que hacer. Si es que, aparte de marica, Emmanuel es de lo menos pragmático.

  • Son una pareja EXTRAÑA: no hay más que verlos.

  • Vaya cabrona que dejó al marido por uno más joven: hay que ver, que hijaputa. Esta no sabía que hay una ley no escrita según la cual tienes que pasar la vida al ladito de tu marido por más infeliz que seas. Por supuesto, el hecho de que su nueva pareja fuera un tío guapo y de carnes prietas es una agravante. Pecadora, guarra, depravada.

  • Brigitte es una asaltacunas: O sea, según Google, es una “persona que entabla una relación amorosa con alguien mucho más joven”. Ah, pues entonces sí, igualita que Johnny Depp, Michael Douglas, Richard Gere, Julio Iglesias, Jason Satham, Alec Baldwin, Sean Penn, Tom Cruise… Y podría seguir nombrado machotes hasta terminar este post y el siguiente. Y el siguiente también. Lo que pasa, QUE NO OS ENTERÁIS, es que, cuando el mayor es el tío, el tiempo se encoge. No me preguntéis cómo, que soy de letras. 

  • Emmanuel no está bien de la cabeza: hombre, por Dios, ¿quién se va a enamorar de alguien TAN mayor? Eso de quedarse prendado de la inteligencia y la personalidad solo le pasa a las tías. Y, si no, que se lo pregunten a Melania Trump.

Afortunadamente, también se ha dicho mucho alabándolos. Yo me sumo por varias razones:

Tienen química, pero a lo loco.

Chorrean complicidad.

Por separado son Fabulosos, pero juntos NI TE CUENTO. Qué clase, qué elegancia, QUÉ TODO.

Porque, problablemente sin pretenderlo, nos dan unas cuantas lecciones: el amor no tiene edad, hay vida más allá de los cuarenta,  si vives pensando en el “Qué dirán” no serás feliz JAMÁS.

Y, finalmente, porque se pasan los estereotipos por salva sea la parte y, solo por eso, merecen toda mi admiración. Si alguien conoce al que se inventó esos patrones que nos esclavizan, nos machacan y nos joden la vida a tantos, mandadle recuerdos de parte de Emmanuel y Brigitte.

Y de la mía, ya de paso.

 

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