Reflexiones de una majara
Los Novios Plátano, deliciosos e indigestos.

Esta mañana, al volver de dejar a los nenes en el cole, le he mandado un mensaje a un amigo. Uno de esos que, aunque vive muy cerca, veo poco pero quiero mucho. Un tío con el que conecté desde el primer día. No os equivoquéis: nada de tensiones sexuales. De hecho, es gay, como muchos de mis grandes amores.
Me cuenta que está jodido, que ha sido víctima de la resaparición de un ex. Lo que viene siendo un Mareador como la copa de un pino. Que el ser en cuestión, esta vez le ha prometido el oro y el moro. Le llenó de ilusiones y luego, a tomar por el jander. Esta es la tipología más peligrosa: el Mareador Cazador, que vacía el cargador hasta que te tiene preso. La historia tiene mucho que ver con aquello que escribí sobre los hijoputas y las tías listas. Le digo que me lea y que luego escriba (porque él escribe como los ángeles), que si me necesita, silbe. Insisto en que él vale mucho más que un individuo que disfruta jodiendo al prójimo.
“Mira lo que eres, por Dios, ese papanatas no tiene nada que ver contigo”.
Mientras escribo, engullo un plátano y, al primer bocado, siento el dolor de barriga. Los plátanos me sientan fatal, PERO ME ENCANTAN.
Plátano, dolor, placer. El símil está claro, CRISTALINO.
Recuerdo, entonces, el comentario de un lector que ayer me escribió en el post de los Mareadores en el que afirmaba que sí hay tíos decentes (cosa que ya sabemos) pero que seguimos cayendo en las redes de algunos sinvergüenzas. Siempre me he resistido a creerlo pero, a veces, la evidencia me pega una hostia colosal: SEGUIMOS COMIENDO PLÁTANOS, así nos reviente el estómago (o el corazón).
Ni que decir tiene que no siempre es así, también nos zampamos alguna manzana, tan sana, tan dulce y tan simpática. Pero de esas (de esos) no tenemos recuerdos punzantes. Los buenos novios, o follamigos, o amantes, son parte de una (o uno) mismo. Son un brazo, una pierna, una oreja. Están ahí y no los notas. No pinchan, no escuecen, no duelen. Los Novios Plátano, en cambio, pellizcan, a veces tus recuerdos y, a veces, tu presente.
Los plátanos van a seguir existiendo. Quizás debamos mirarlos desde la distancia o buscar la manera de que no se nos indigesten.
O quizás lo mejor sea escupirlos al primer bocado.
Quién sabe.
Comments (10)
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A mi me pasa con los canarios, asiq cada vez q los oigo, huyo antes d morder su platano y quedar embaucada con tanta palabreria, jajjajajja
De esos también los hay peninsulares ehh y aquí en Canarias me he topado con unos cuantos…
No existen manzanas empotradoras jajajaj
Pues mira, querida Sol, a mi, mi maromo y ex marido a partir del martes 27 (ha escogido ir a la abogada el mismo día que haríamos dos años de casados), ha resultado ser, no un plátano indigesto y de los que vas a odiar hasta oler, sino, una puñetera fruta de la pasión envenenada, un pedazo de cabrón disfrazado de Blancanieves!!!
Lo siento mucho, nena. Espero que estés mejor…
Hola , mi pregunta es la siguiente ¿ un reaparecedor-mareador cambia de estatus alguna vez? Soy tan idiota que pienso que puede cambiar a amigo, noviete….
Que rollo esto de cumplir años y no aprender de lo aprendido.
Como dijo Scarlatta O´Hara , “No puedo pensar en eso ahora, si lo hago, me volveré loca. Pensaré en eso mañana”. Además hoy es VIERNES 🙂
Besos a todo el mundo
Un Mareador es un Mareador. AYER, HOY Y SIEMPRE.
Ugfgfffgf se que tienes razón ¡¡¡
Buen fin de semana.
Ganas de leer tu libro 🙂
Ay, y yo de que lo leas. Gracias!
Yo siempre digo que los ex son como los HONGOS, siempre vuelven a salir cuando menos te los esperas…pero para eso hay siempre alguna pomada que nos alivia momentáneamente pero nunca los elimina del todo…