Lunes con sol
¿Hay vida tras la maternidad?


Últimamente, en todos los encuentros que organizo, ya sean talleres o charlas, surge el tema de la maternidad, su idealización, las verdades y la gran pregunta: ¿por qué nadie nos contó esto? Nada que no haya escrito antes sobre mujeres agotadas, desquiciadas, que buscan algún minuto al día para estar a solas con sus pensamientos, para tenerlos. Para ser una persona y no una piltrafa.
La pregunta, una vez que tenemos claro que muchas se han callado que lo de tener hijos no es un campo de amapolas, sino más bien una lucha en el barro, es si esto acaba algún día, si volveremos a tener energía, a sentir que la vida nos pertenece, si volveremos a ser jóvenes. Pues bien, parece que sí, o que, al menos, es posible.
De toda la información que he recabado en esas reuniones con mujeres, he llegado a la conclusión de que la mayoría recupera las neuronas que se derritieron durante los años de broncas, deberes, piojos y desesperación. Varios requisitos son necesarios para tal hazaña:
- Conservar a las amigas a pesar del cansancio y de las agendas rebosantes: una cena al mes, o cada dos meses. Alguna conversación telefónica cada semana. Vamos a juntarnos aunque sea con niños. Bebamos vino y hablemos de buenorros, porelamordedios. Un fin de semana al año para nosotras solas, en una casa rural, o en la playa, o dónde coño sea.
- Mantenerse en forma, mental y físicamente: leo, veo diez minutos de Netflix antes de desmayarme en la cama. Voy al cine al menos una vez al mes. Me esfuerzo por aprender algo nuevo cada día: una app que te enseña a meditar, las propiedades del té verde, qué restaurante está de moda en Madrid. Me zampo los vídeos educativos esos de BBVA, que siempre inspiran mucho y ayudan a relativizar. En el mejor de los casos, voy al gimnasio, a yoga. Si no me cabe en el puzzle vital, camino, subo a pie las escaleras, estiro un poco por la mañana. Me permito una napolitana de chocolate a la semana, pero ahí tengo litros de gazpacho y puré de verduras para cenar ligerito y sano. Bebo agua a raudales. Dedico dos minutos por la mañana y por la noche a limpiarme el jeto e hidratarme. Uso el mejor tapaojeras, el pintamorros rojo. Llevo la manipedi como un pincel, porque yo lo valgo.
- Tener una lista de ilusiones, sueños y propósitos que van desde viajar a Australia cuando me sea posible hasta apuntarme a un club de lectura, pasando por escribir un libro y conocer a Idris Elba. Plantarlo en la mesilla de noche o donde sea que lo puedas ver cada día. Para acordarte de todo eso cuando las peleas entre hermanos y el agobio se te zampen viva. Sobrevivirás, ya lo decía Mónica Naranjo. Y te irás a Australia.
- Darse el gusto, con un masaje o unos pendientes nuevos, o un desayuno glorioso en una cafetería ideal. Lo importante es que haya un cajoncito mental en el que estén esas gilipolleces que te hacen feliz. Ponerte ese perfume, darte una ducha larga cuando las criaturas duermen, poner música de los ochenta y bailar. El baile es vida, ya lo sabemos.
- Tener sentido del humor, porque el humor nos salva la vida cuando todo lo demás no lo hace. Porque ser divertida es un talento sumamente poderoso, para ti y para los que te rodean. Reírnos cada día debería ser el fin último de nuestras acciones. No nos engañemos: algo falla si no te has reído con ganas en veinticuatro horas. Soluciónalo. Rodéate de gente tan inteligente que te provoque carcajadas. Sé tan lista como para provocarlas tú. El humor conservará tu precioso cerebro en medio de los tres millones de pensamientos que tienes cada minuto.
Y, sobre todo, reencontrate cada día contigo, hablarte un rato, preguntarte cómo estás. Contestarte y decirte la verdad. Sin culpas. Repetirte que eres fabulosa, importante, mayúscula, divina, gloriosa a pesar de las ojeras. Quererte a lo salvaje.
Comments (5)
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Amen.
Yo diría que estos requisitos también sirven para sobrevivir a la ‘adultedad’ y a la rueda del hamster!! seas madre o no…;)
Arriba los lunes con Sol!!! 🙂
No puedo creer que haya alguien que es capaz de decir exactamente lo que pienso. Esta columna me encanta!
Acabas de inculcarme mis nuevos mandamientos.
Que grande Sol. Corroboro que hay vida después de tres hijos. Ahora a mis 42 años y después de criar a tres, doy fe de que eso existe. Estoy viviendo una época preciosa, de autoamor por encima de todas las cosas, gracias a leerte y decir, claro que sí coño, que me lo merezco, gracias a que haberte conocido me ha cambiado la vida. treat yourself alwayssssss. Bravisima Sol