Lunes con sol
Lunes con Sol en México (25 de febrero de 2019)

Los amaneceres
Desde una terraza altísima, frente a los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, he visto amanecer varios días en la Ciudad de México. Es lo bueno del jetlag. En pijama, té en mano, con mis amigos, tan despeinados como yo, descojonados de la risa, observando esa ciudad interminable, ruidosa, colorida y amigable. Respirando profundamente cuando mi tocayo asoma entre las montañas y nos cuenta que hoy es un día más y un día menos. Escribirlo me empuja a poner el despertador, vaya a ser que me lo pierda, no porque TENGO QUE, sino porque QUIERO. Cómo lo cambia todo un simple verbo. Voy a probar a usar el segundo a todas horas. Deberíamos ver ese espectáculo más a menudo para recordarnos que, con el amarillo deslumbrante, se nos regala otra oportunidad y podemos aprovecharla o pasar de puntillas haciendo como que esto de vivir no va con nosotros. Tengo que buscar donde amanece así de bien en Madrid, para que el Sol me recuerde que no soy eterna y me deje de hostias.
Los tatuajes
Como siga visitando esta ciudad voy a parecer un cómic. Sí, ha caído otro tatuaje. Esta vez ha sido un avión de papel en mi muñeca izquierda, el mismo que luce en la derecha mi amigo del alma. Porque, en la línea de mi vida, los viajes son perspectiva, decisiones, felicidad, libertad absoluta. Porque la distancia no es el olvido, para nada. Porque deberíamos volar más a menudo. Porque hoy estoy aquí y mañana quién sabe. Porque es mejor andar por la vida ligeritos, por dentro y por fuera.
Los huevos
He descubierto el plato perfecto, cómo puede ser que no se me hubiera ocurrido antes. Tortillas de maíz, frijoles machacados, huevo frito, aguacate y cilantro. Hay qué ver, qué facilito, con todo lo que me gusta. Para rematar: batido de mango, nuez y yogur. Lo importante que es parar a pensar cuales son las gilipolleces que le hacen feliz a uno. Voy a darle vueltas para inventar más comidas, tan gloriosas como esta. Me veo comiendo Cola Cao con croquetas y acelgas.
Las mujeres
Nada es casualidad y justamente esta semana se celebraba aquí la Advertising Week Latam (AWLATAM para los amigos). Mil conferencias y ponencias sobre publicidad, mundo digital, etc. Y mucho hablar de mujeres, de cambios, de igualdad. No sé si para bien o para mal, pero la cosa no cambia demasiado a ambos lados del océano. Quizás en España ya tenemos asumido que lo normal (o habitual, o común) sea que las chavalas deambulemos sueltas por el mercado laboral y aquí andan un pasito por detrás, pero por lo demás, todo clavado: el síndrome de la impostora, los micromachismos, los macromachismos, el hacer el doble para conseguir la mitad. Y un mensaje unánime de todas las mujeres que hablaron: como no te lo creas tú, no se lo va a creer nadie, así que ya sabes, arriba tus ovarios. Todo muy inspiracional, hasta se me saltó alguna lagrimilla. Mi propósito: ser ponente en AWLATAM el año que viene. Para contar lo que es la escritura digital. Para empujar a muchas a que se pongan el mundo por montera y se enteren de lo fabulosas que son . Chimpún.
Las trajineras.
Amiguis, amiguis, amiguis: cómo es posible que no hubiera yo ido a las trajineras de Xochimilco (sí, ya hemos hecho mil chistes absurdos y guarros con el nombre). Os cuento que las trajineras son unas barcazas de colorines donde se meten unas veinte personas y navegan por una especie de canales de lo más… folclóricos. Algunas trajineras llevan mariachis, otras puestos de comida. Cada trajinera está llena de música y gente liándola parda, cantando, bailando. No van a motor, no, pa qué. Las conducen unos chavales clavando unos palos enormes en el fondo de los canales (así tienen los brazos). El caso es que se chocan unas con otras, se atascan, todos gritan, se saludan. Divertidísimo, queridas. Bailé como las locas. Canté a Camilo Sesto, a Gloria Trevi, a Yuri. Que viva el karaoke acuático.
Las lectoras
Tras recibir varios mensajes de lectoras mexicanas, organicé un cafecito con algunas. Allá que vinieron un ramillete de tías simpatiquísimas. Lo que nos reímos planeando una base de datos internacional de mareadores, de malos folladores. Con qué velocidad nos animamos a contar nuestras historias, como la de aquella chica que acababa de dejar a su noviete porque este le sugirió que se relajara con lo del empoderamiento. En su conversación salieron expresiones como “Señor feudal” y “nuestras abuelas estaban más calladitas”. Y nada, que la fabulosa lo mandó a tomar por el jander ipso facto y se vino a tomar unos cafés más ancha que larga. Otra, tras dedicarse al mundo de la comunicación, acababa de reinventarse y ahora es sumiller. Una divina. Lidia, española, vive aquí desde hace solo cuatro meses. Con treinta añitos ya ha vivido en Hong Kong y Sidney. Y lo que le queda. Cuánta sinergia, cuanta alegría y cuánto humor. No puedo estarle más agradecida a la vida por conocer a tanto portento.
Felices cuarenta y seis.
Cuarenta y seis y fabulosa, que diría nuestra amada Samantha Jones. Como os contaba hace unas semanas, decidí celebrar otra vez mi cumple por tierras mexicanas. Porque quería que la rutina no asistiera a mi celebración, porque me gusta colocarme en punto muerto para empezar un nuevo ciclo, porque aquí me lo paso tan, tan, tan bien y porque en esta ciudad tengo amigos de esos que te cambian la vida. No sé si os pasa, pero a mí me da por realizar inventario vital cada vez que le doy una vuelta al Sol. Y en mi recuento, aunque haya epígrafes que tachar, salen ganando los que subrayo en fosforito. Subrayo esa cuarta edición de mi novela, mi viaje con Sola en Nueva York y esas quince tías a las que nunca olvidaré (que por cierto, repetimos en agosto, ya os iré contando), los pasos de cebra madrileños con mis frases impresas, los talleres de escritura digital que tanto disfruto y que me dan la oportunidad de conocer a algunas de vosotras, las risas interminables con mis coleguis, mi columna semanal en El Español (porque yo siempre quise ser columnista), la ilusión por nuevos proyectos que superan con creces cualquiera de mis muchos sueños. Ahí sigo, en la persecución incansable de la felicidad, en la búsqueda de mi lugar en el mundo. Felicidades, querida yo. Gracias por acompañarme.

Comments (4)
Los comentarios están cerrados.
Muchas felicidades Sol!! Por tus maravillosos 46 y por todo lo que celebras este año!! Sigue compartiendolo por aquí por favor, me haces tanto bien!!!
Me encanta Sol, gracias!
Felicidades Sol. Leerte es terapéutico y remueve tanto la conciencia que resultas necesaria!!! Muack!
Jo, mil gracias, amigui.