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Etiqueta: ligar

El Mareador sin piedad vuelve por Navidad

No he sabido encontrar el post en el que hablaba de este fenómeno, pero os juro que yo lo había dicho: la Navidad y los cumples son las ocasiones favoritas de los Mareadores para resaparecer. Y no hacéis más que darme la razón: os están mandando WhatsApps a mansalva, a lo salvaje, como si no hubiera un mañana. Están totalmente descontrolados.

Algunas me comentáis que, después de ocho años, el susodicho os ha enviado un mensaje. Otras que solo han sido unos meses de ausencia, tras veintisiete resapariciones. Lo gracioso del asunto es que cuando, hartas de otra retahíla de WhatsApps, les decís que os toméis un café, en lugar de tanto mensajito, ZASCA: vuelven las evasivas: que si tengo cena navideña, que me duele la cabeza, QUE MI ABUELA FUMA.

Y es que, pensadlo bien, llevan meses sin excusas para tocarte el moño (porque tocarte lo otro, por desgracia, no es su objetivo) y, de repente, aparece diciembre con su Nochebuena, su Navidad, su Fin de Año. Un abanico enorme de posibilidades para volver al ataque. Me los imagino frente al calendario, frotándose las manos, siendo MUY felices.

Y ahí estamos nosotras, flipando cuando, tras oír el Pi Piiiiiiiiiiii en el móvil, leemos su nombre y debajo un precioso mensaje, en el mejor de los casos con fotos de renos, abetos navideños y, si el tío tiene mucha jeta, una imagen de su pene con gorrito de Papá Noel. #RealStory.

Y es que aún tenemos capacidad para sorprendernos, lo cual no deja de ser bonito. Pero hijas mías, una cosa es sorprenderse y otra muy diferente CONTESTAR. Sí, sí: contestas. Porque, poseída por el espíritu de la Navidad, piensas que sus intenciones son buenas; porque no te puedes creer que aproveche tan sagradas fechas para marearte OTRA VEZ; porque tienes mala memoria y se te han olvidado las otras DOSCIENTAS CINCUENTA veces en las que hizo lo mismo.

Ay, amiguis de mis entresijos, ¿es que no os he enseñado yo nada? Vamos a recapitular un poquito, que siempre va bien:

1.EL MAREADOR NO ES RECUPERABLE.

NUNCA.

JAMÁS.

IMPOSIBLE.

El marear es al Mareador lo que respirar para el resto de los humanos. Lo necesita para seguir viviendo. Y, oye, que es muy respetable. O no.

2.Dios nos hizo libres. Libres para marear y libres para mandar a tomar por culo.

Una y otra vez si es necesario.

3. El no contestar no te convierte en mala persona, sino en una de lo más pragmática y Fabulosa. Si te sirve de consuelo, te contaré que el mismo mensaje que te ha enviado, lo han recibido otras treinta y tres tías a lo largo y ancho de la geografía mundial. Créeme, no exagero. Yo sé de esto.

Seré sincera: yo no he recibido ninguno de estos mensajitos. Probablemente porque he bloqueado a TODOS mis Mareadores. Y es que, queridas mías, ese precioso botón es lo mejor que se ha inventado desde el Támpax y la fregona. Es mucho más cómodo que hacer un “copiar/pegar” diez veces de un enorme VETE A LA MIERDA. Y además estamos en Navidad y estas cosas dan mal rollo, quieras que no. Es mucho mejor que sus palabras de Mareador se queden en el limbo de las ondas electromagnéticas.

Porque el quinto mandamiento del panfleto AntiMareadores es, quizás, el más importante: BLOQUEA. Pero lo loco. En todas las redes sociales. En todos los teléfonos. En toda la galaxia. En todo el Universo. Porque si el Mareador no para, habrá que pararlo.

DIGO YO.

     

Enrollarse con un tío casado (y otras muertes lentas)

Hoy me ha llamado mi amiga Cristina emocionada perdida. Se ha morreado con el tío que le gusta.

-Tía, tía, tía, tíaaaaaaaaaaaa cómo mola morrearse con uno que te gusta de verdad. 

-¿A que sí? Mucho más que con uno que encuentras por las calles.

-Que es lo que hago normalmente.

-Exacto.

Hasta aquí todo muy bucólico, amiguis, pero es que ese que le gusta a rabiar, que te mueres, que lo flipas, que es ideal, AYAYAYAYAYAYYYYY tiene un par de pegas:

  1. Está casado.
  2. Trabaja con ella (con mi amiga, no con la mujer).

Yo lo veía venir, porque Cristina me había hablado de este mozo y yo conozco a mis amiguis que son muy tremendas y muy incontrolables. También porque estas historias tienen SIEMPRE el mismo hilo conductor: empiezan con un tonteo inocente, un JIJIJUJUJAJA que pasa a no ser tan inocente, seguimos con unos comentarios picantes, luego vienen los besitos que son una tontería insignificante y ridícula y que han pasado solo porque era la fiesta de Navidad de la empresa e íbamos pedo, lo siguiente es una metida de mano furtiva, y la cosa siempre termina con un polvo descomunal.

Y otro.

Y otro.

Y otro.

Y ROMANCE AL CANTO.

Una vez metidos en harina nos encontramos SIEMPRE con la misma cantinela: que si va a dejar a la mujer, o que parece que no la deja porque ahora mismo no es buen momento (o porque él es así de buena persona, que es una excusa que a mí me alucina especialmente), o que no me importa porque él me quiere, que es que con la otra no fornica desde hace años, lo suyo es costumbre y lo nuestro amor del bueno y BLABLABLABLABLA.

Cristina ha hecho lo que tantas otras: meterse en la boca del lobo. Sin paracaídas, sin red y sin casco.

Nada es casualidad y hay MILLONES de tíos en el planeta que no están casados. Habría que preguntarse por qué a Cristina le gusta el Hombre Casado y no otro. No, no me vale que es el más encantador del mundo, que no hay otro como él. Nadie es único, aunque muchos se lo crean. Tampoco me trago ese clásico “Tranquila, que no no me cuelgo, no soy tonta”.

Ya, amigui, YA.

Le he dicho a Cristina lo que ella ya sabe porque es muy lista y porque la cosa tampoco es demasiado difícil.

Sal de ahí. Corre. Te hará sufrir. Te arrepentirás. A todas les pasa lo mismo. No te metas en ese sarao. Pues anda que no hay maromos. Contrólalo ahora que puedes. Es un tío infiel y lo sabes de antemano. No vale la pena.

Y luego otra vez. En bucle. A ver si así conseguía grabárselo en el cerebelo o en la materia gris o donde coño se guarden las cosas del querer.

Me he quedado yo pensativa al colgar con Cristinita. Masco la tragedia, Y DE QUÉ MANERA. El Hombre Casado se lanzó a morrearla sin cortarse un pelo y lo volverá a hacer y, ay madre mía, lo que tiran unos buenos lengüetazos. Y de la lengua a chirri hay tres palmos escasos.

Poco más puedo hacer para evitar la hecatombe, pero por si acaso, desde aquí hago un llamamiento a Cristina y a las que andáis como ella: pensad en el después, en todas las que ya han pasado por algo así, en la de lagrimones que se desperdician por no parar a tiempo. Con lo que mola la vida, pa qué autojodérnosla voluntariamente.

Ahí lo dejo.      

No follas porque eres muy exigente (y otras frases de mierda)

Has visto el título y has pensado “Hostias, esto va por mí”. Sí, amiguis, porque a la que comentas que no echas un kiki desde las Olimpiadas del 92 siempre hay alguien que te suelta que “Eres muy exigente”, que “Tienes el listón muy alto o que “Si no fueras tan tiquismiquis…”. La mejor de todas es “No follas porque no quieres”. Perdón, me olvidaba de ese colosal “Las tías folláis cuando queréis”.

El caso es que muchas veces nuestra observación ante la falta de meneo no es ni siquiera una queja, es simplemente la constatación de un hecho. De verdad, no es necesario echarnos en cara que es por nuestra culpa, básicamente porque aquí nadie tiene la culpa de nada, simplemente cada uno toma sus decisiones y, lamentablemente, algunas de ellas parecen abocarnos a la sequía sexual perpetua.

Como por aquí somos muy de las aclaraciones, de los puntos sobre las íes, he pensado ir respondiendo una por una a esa preciosas frases que escuchamos día sí día también ante nuestras afirmaciones sobre la ausencia de mambo del bueno.

La exigencia. El listón. Tiquismiquis.

SÍ. Soy exigente, coloco el listón donde me da la gana, dado que es este cuerpecito mío el que se tiene que meter en la piltra con quien sea. Y tiquismiquis, o selectiva, o maniática, pues también, como todos los humanos según el criterio de los otros. Porque obviamente, el baremo a la hora de elegir tus parejas es subjetivo, pero a más no poder. Lo que para mí es gloria, para ti puede ser mierda. Y a la inversa.

Porque no quieres.

A ver, no te equivoques: querer, QUIERO. No con cualquiera, no en cualquier sitio, no a todas horas. Pero querer, QUEREMOS.

Ahora vamos a la otra cara de la moneda del “Porque no quieres¨

¿Las tías? Cuando queréis.

Mira, amiguinchi, esta es fácil. Quiero AHORA, quise anteayer en la fiesta de cumple de mi amiga Marina que fue lo más, y probablemente quiera en algún momento de la semana próxima. Yo venga a chasquear los dedos, a cruzarlos, a rezar. Y oye, QUE NO HAY MANERA. No, esto no es una cuestión de género. Quizás sí sea una cuestión de habilidad o entrega a la causa. No lo sé, la verdad.

Con la de pretendientes que tendrás.

Pues mira, NO. O al menos que yo sepa, que para el caso es lo mismo. Si los tengo, son muy silenciosos, muy discretos y muy invisibles. Porque imagino que pretendiente no es el que te grita barbaries por la calle o te intenta meter mano borracho perdido. Si eso es un pretendiente entonces sí tengo, perdonad mi error. A veces me lío yo sola.

Lo mejor de esto es cuando la frasecita te la suelta uno con el que te encantaría liarte. Eso sí que mola a lo bestia. Tú con cara de gilipollas mientras el bigardo de turno te dice que “Con lo fácil que tú lo tienes” y “Lo guapa que eres” mientras no puedes dejar de imaginarte abalanzándote sobre él. Amiguis, prometo aquí y ahora que al próximo que me la suelte le digo que me solucione el tema AQUÍ Y AHORA. Ya os cuento.  

Es tendencia: la paja de pago

Cualquiera podría pensar que, habiendo crecido y trabajado yo en los mundos del ocio nocturno durante más de veinte años, mi capacidad de sorpresa ante las conductas del ser humano es nula. Pues para nada, amiguis. Cuando creo que ya nada en el planeta puede sorprenderme, llega un chaval cualquiera y me deja boquiabierta, ojiplática y meditabunda perdida.

Estaba yo en un cumpleaños multitudinario navideño, cuando una de las comensales me grita desde la otra punta de la mesa “¡Sol, escucha esto que te da para tres artículos!” y para allá que voy yo, rauda y veloz como el rayo. Allí se encontraba un joven, de estatura media, peso medio, cara media. Un tío simpático, por lo que sé de lo poco que le conozco, y que acababa de contar algo que había dejado a sus coleguis patidifusos del todo.

_ Cuéntame, querido, ¿qué se te ofrece?

_Pues nada raro, que el otro día fui a un masaje de Happy Ending y me hicieron una paja por 100 euros.

Tras la sorpresa inicial, me rehice y fui capaz de entonar un alto y claro:

_Un poco cara la paja, ¿no?

_ Bueno, también me hizo un masaje. Y eso ya cuesta unos cincuenta euros.

_ Pero, ¿el masaje fue bueno?

_ Malísimo.

Yo, a esas alturas ya no entendía NADA DE NADA. Mi recorrido mental fue más o menos este: el chaval está bastante bien. No sé por qué paga. Ha pagado mucho. Ha pagado por una paja. Ya que paga, ¿por qué no folla?. Pero, ¿por qué va a pagar para follar si podría hacerlo gratis? Joder, mis amigas y yo a dos velas desde el Pleistoceno y los tíos pagando por sexo. VAYA TELA. Igual quiere algo perverso y piensa que nosotras, las no-prostitutas no se lo vamos a hacer…

_¿Pero te hizo algo especial?

_No, una paja estándar.

_ AH.

_ Pero, ¿y el tema de follar no te va más?

_ Es que no quiero sexo con una puta.

_ Una paja es sexo, CREO.

_ Ya…

_ ¿Y por qué no lo has hecho con una tía no-puta? Te saldría gratis…

_ Es que estoy harto de tener que decirles que se vayan de casa después.

_ Pues lo hablas antes…

_ Es que si llega una tía a mi casa y le digo que solo quiero que me haga una paja, no sé, ¿tú qué dirías?

_ Hombre,  si me haces otra a mí…

_ AH, NO. ESO NO.

Y, claro, ahí le tuve que dar la razón. PUES MEJOR PAGAS, QUERIDO.

No le seguí dando más vueltas porque la cosa de lógica tiene poco y de incoherente, MUCHO: no quieres sexo pagado, pero tampoco gratis por si se quedan a dormir; no quieres sexo de pago, pero pagas por pajas; te zampas un masaje de mierda para que te hagan una pajilla insignificante que te podrías hacer tú… No voy a entrar en el tema ético y moral, para eso están otros. O igual sí, pero otro día.

Y mientras tanto, nosotras aquí preguntándonos por qué no hay manera de echar un kiki en condiciones. Pues ya os lo digo yo, porque algunos tienen miedo a que nos quedemos a dormir, y a que no nos quedemos, TAMBIÉN. Porque vaya a ser que nos tengan que dar conversación, o que no haya de qué hablar. Porque si follas y te piras, para algunos, eres una zorra, pero si te quedas eres un coñazo de tía. Porque quizás pidas un pelín de reciprocidad, de generosidad, de educación. Y eso es un precio que no están dispuestos a pagar. Cien euros es MUCHO más barato.

Y es que, amiguis, lo gratis ya no se valora. El sexo por amistad, por gusto, porque sí, ya no se lleva.

Toda la vida pensando que lo fácil era follar pagando y resulta que ahora tendremos que follar COBRANDO.

Así de triste.

   

Me gustan los guapos ¿Y qué?

lasclavesdesol

 “ME GUSTAN LOS GUAPOS, como a todas”, pensaba yo. Cual fue mi sorpresa (sobre todo porque una ya tiene una edad y ha hablado mucho de hombres en esta vida) cuando en uno de mis akelarres femeninos, varias de las brujillas asistentes admiten, confirman y reafirman que a ellas LES GUSTAN LOS FEOS.

“Pero, vamos a ver… Quieres decir que no te importa tanto la belleza como el atractivo, ¿no?”. Pregunté yo, muy preocupada. “No,  no, a mí los guapos no me van, me gustan FEOS”.

Ah…

    FEA

Para gustos, los colores. Cada uno es como es. Sobre gustos no hay nada escrito y cada uno que haga de su capa un sayo.

Yo me hice la comprensiva, pero era mentira DEL TODO. Quise investigar…

“Pero, entonces, si por ejemplo, se te acercan un guapo y un feo y te piden mambo, ¿tú eliges al feo?”. Yo quiero informarme bien de las cosas, que luego me lío. “Probablemente elija al feo, sí”, fue la respuesta.

Ah…

COMO

“O sea, que entre Jon Nieve y Theon Greyjoy eliges al segundo?”, continúo, y siento que me estoy exaltando un poco, todo fruto de mi absoluta incredulidad.

“Hombre, y tanto”, me responde la mujer. Y se queda tan ancha.

Yo, que miro alrededor, a ver si alguna de las otras humanas, tienen el mismo jeto de alucine que yo y veo QUE NO.

“Chicas, ¿a vosotras también os gustan los feos?” digo, no sin cierto miedo a la respuesta.

“Bueno…”, “a veces…”, “depende…”

TELE

Pero, ¿CÓMO QUE DEPENDE? Y  que conste que yo entiendo perfectamente que nos enamoramos de la persona, que hay hombres que no te atraen por lo físico y te flipa su intelecto, que hay personalidades magnéticas. Pero NO ESTAMOS HABLANDO DE ESO.

Lo que yo quiero saber, QUE NO ME ESTAIS ENTENDIENDO, es si para un restregón, un morreo, un polvo, un meneíto, un chachachá, una empotrada en toda regla, preferís un feo a un guapo. MUY FÁCIL.

Me observan, como si yo fuera de otro planeta. O una superficial, una mala persona, una frívola, una Paris Hilton cualquiera.

paris

Fue uno de esos momentos en la vida en los que te planteas hacerte la longuis, pasar desapercibida y mentir como una perra para que no te echen de la manada. Podía haber disimulado excusándome “Hombre, claro chicas, era broma, a mí  también me van los callos. A QUIÉN NO. ¿A qué tía ordinaria le iban a molar los tíos guapos, altos, fuertes, con ojos bonitos, culo perfecto, pelo abundante, carnes prietas, sonrisa profidén y, ya que estamos, con pene extraordinario? ¿QUIÉN VA A SER LA ANORMAL A LA QUE LE MOLE SEMEJANTE REPUJJJJJNANCIA?

SERVIDORA.

Sí, chavalas, sí. A MÍ ME GUSTAN LOS GUAPOS.

opra

Lo grito al viento, sin vergüenza alguna. Sin complejos. #GUAPOSDIGNIDAD

Me embobo mirando a los tíos buenos por la calle, me gustaría tocarles el culete a todos y ni os cuento, morreármelos. Me gustan los jóvenes, no por jóvenes, sino por buenorros. Si no son jóvenes y están estupendos, también me valen. Me gustan los labios carnosos, los dientes perfectos, los abdominales marcados.

Si son unos empotradores, mejor. Si no, tampoco pasa nada.

Cual adolescente menopáusica miro compulsivamente en Google y en Instagram las fotos de Paul Newman, de Marlon Brando, de Ashton Kutcher, Jason Momoa y Adam Levine, entre muchos otros.

paul
El tío más guapo de la historia
 
marlon
Marlon, tú el segundo.
ashton
Ashton, en pelotas no, POR DIOS.
adam
Adam, que me pierdo…
jason
Te voy a dedicar post, Jason. NO DIGO MÁS.
Y bueno, chiquis, que después de ver estas imágenes no puedo ya ni pensar, pero sí reafirmarme del todo. No soy nada indie en lo que a gustos se refiere, qué le vamos a hacer. Yo por si acaso, reuniré al akelarre de nuevo a ver si consigo traérmelas al lado oscuro. A ver si hay suerte.  

De WhatsApps y otras especies

de whatsapps y otras especies

Era inevitable, La App se merece como mínimo un post.

Yo pensaba escribir unas líneas defendiéndola como recurso práctico cuando se usa con criterio y criticándola cuando se abusa de ella con mensajes inútiles o como sucedáneo de encuentros cara a cara pero, cual es mi sorpresa, cuando al googlear para documentarme un poco me encuentro con todo un mundo basado en el Ligoteo Whatssappeador.

Lo que más me llama la atención es el fenómeno denominado Relación Ficticia Creada a Base de Whatsappeo Masivo (en adelante RFCBWM, acrónimo acuñado por mí misma). Ojo que la RFCBWM no se da solo en el ligar sino en cualquier tipo de vínculo.

De Whatsapps y otras especies

Conoces a alguien un Saturday Night, cruzas tres frases, le das tu número, al día siguiente te preguntará SIEMPRE LO MISMO “¿Cómo acabaste la noche?” y ZASCA, RFCBWM al canto.

A partir de ahí se suceden una serie de procesos interesantes a la par que absurdos. Por solo nombrar unos pocos señalaría:

  • Los días y días escribiendo hasta quedarte bizco y esguinzarte los pulgares.
  • Los “jajajas” cuando no tenemos nada mejor que decir.
  • El análisis sintáctico, morfológico y sintagmático de los mensajes de El Contrincante para desentrañar sus significados ocultos.
  • Los pantallazos a las amigas para que vean “lo gracioso que es y las cosas que me dice”.
  • Los “¿le contesto?” “¿qué le digo?” “¿ahora o luego?” incesantes.
  • Los “buenos días” “buenas tardes” “buenas noches” que no has dicho en toda tu vida los dices en una semana de RFCBWM.

whats

Y según lo escribo, me voy poniendo más nerviosita. Creo que este tema me ha pillado un poco mayor. Y decido ponerme mis músicas ochenteras a ver si me acuerdo de como se ligaba A.W.(antes del WhatsApp).

Creo recordar que la gente quedaba, qué tiempos aquellos…

Os conocíais, os dabais el número de fijo o de móvil (dependiendo del siglo). Si eso, os llamabais una o dos veces y luego había encuentro con sus mariposas en el estómago, sus conversaciones, sus risas en directo (sin “jajaja”), con suerte unos morreitos y luego te ibas a tu casa emocionad@ de la vida a esperar el próximo encuentro (o no).

En los casos más intrépidos o si no tenías su número, te dejabas caer por donde salía para VERLE/LA. Vamos, lo que ahora sería una salvajada sin precedente.

De Whatsapps y otras especies

Como soy una tía muy seria y me gusta documentarme si no controlo el tema, he metido en google “ligar” + “WhatsApp”, a ver que salía, y… LA MADRE QUE ME PARIÓ, hay todo un mundo.

Hay un espécimen que ha escrito un Ebook llamado “Cómo conquistar a cualquier mujer por WhatsApp“. Ojito a lo de “cualquier“. He encontrado otro que les (a ellos) descubre “qué tres mensajes exactos debes enviar para conseguir citas que se convierten en SEXO y relaciones”. Tres. Ni dos ni cuatro. TRES.

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Hay también:

  •  Artículos sobre “Como tener labia”. (Hostias y yo convencida de que eso se tenía o no se tenía).
  • Estrategia: qué decir,  a qué hora debemos de enviar los mensajes y cuanto tardar en contestar (y yo que pensaba que esto era como hablar, que si no contestas cuando escuchas al otro eres un maleducado…)
  • Cómo crear Tension Sexual (lo de Tensión ya me pone tensa, claro).
  • Cómo crear misterio y ser ambiguo (pa morirse).
  • Cómo convertirte en un cabroncete juguetón: 1. NUNCA te despidas, 2. Alarga la relación espacio-tiempo, 3. NUNCA te excuses por tardar en contestar. (En cuanto a este energúmeno, voy a conseguir su número y DE VIVA VOZ le diré que es un GILIPOLLAS. Así sin filtros. Luego si quiere se lo escribo también por si se le ha olvidado el lenguaje hablado).
De Whatsapps y otras especies

Llamadme antigua, retrógrada, anormal, pero me resulta flipante que un texto escrito en una caja de plástico genere más relaciones, alegrías, tristezas, ansiedades, etc. que un cara a cara, un polvo o una conversación.

De Whatsapps y otras especies

Quiero compartir algunas de las situaciones surrealistas que producen las RFCBWM y aquí es, cuando leyéndome, empezáis a decir en voz alta “Joder, igual que a mí”, “Sí, como aquella vez”, “Qué fuerteeeeeee”.

1. Ese ex que durante años reaparece periódicamente y te comenta lo guapa que estás en esa foto de Facebook, inicia una RFCBWM que dura semanas, de repente desaparece de la faz del teléfono y cambia su foto de perfil que era una palmera caribeña por otra con su novia nueva.

De Whatsapps y otras especies

2. RFCBWM iniciada en sábado de borrachera que, tras semanas de mensajes subidos de tono, finaliza en cita (sexual o no). Dos variantes:

          a) Desaparición total comparable a las de Lobatón en sus buenos tiempos.

       b) En el peor de los casos, la desaparición es parcial y cada dos semanas aproximadamente El Contrincante reaparece con mensajes tipo “besos guapa”, “Feliz Navidad”  (el 24/25 os vais a acordar de mí y lo sabéis) y cuando tú contestas con un educado “¿cómo estás? desaparición again hasta el siguiente texto que, por supuesto, no responderá a tu pregunta. Y así hasta el infinito a no ser que bloquees el contacto ya jarta de tanta tontería.

De Whatsapps y otras especies

3. RFCBWM que, sin saber como, desemboca en frases tales como “me gustaría saber en qué punto estamos”, “me estoy enamorando” o “eres la mujer de mi vida”. Aquí se pueden dar los apartados a) y b) del apartado anterior sin ningún problema. También sería coherente bloquearle por majara o psicópata…

4. RFCBWM que se convierte en un mareo susceptible de necesitar Biodramina: y venga escribir y escribir toooooodo el día, tooooooodos los días y de quedar ná de ná. Esto suele diluirse con el tiempo tras muchas horas y varias dioptrías perdidas.

De Whatsapps y otras especies

Y que conste que uso La App.  MUCHO. Útil para quedar en grupo, para enviar enlaces, para un “ya salgo” o “llego tarde”. Pero desde luego prefiero ver, o en el peor de los casos, escuchar la voz de la persona con la que hablo.

Voy a minimizar los textos y voy a aumentar las llamadas y, en la medida que pueda, los encuentros.  No quiero relacionarme con una caja de plástico, quiero ver, oír, tocar, besar y abrazar a mis nuevos y viejos amig@s, a mis amantes o aspirantes a serlo, a mis padres.

Quiero también verme y oírme a mí misma y no escuchar el pitido de “WhatsApp nuevo” cada 5 segundos (de hecho, hace ya semanas que eliminé el p*** ding dong) con el que se me corta cualquier pensamiento coherente que pueda tener (que no son muchos).

Si quieres hablarme, me llamas. Si quieres verme, quedamos. Si quieres escribirme, fantástico pero con un Por qué y  un Para qué bien hermosos.

Las RFCBWM me han pillado a destiempo. Yo prefiero comer con mi amiga Cristina, ir al teatro con Lidia, desayunar con Alicia, abrazar a Mabel, cenar con Barto, besar a Peri y coger de la mano a Ángel.

De Whatsapps y otras especies

 ¿Y tú?

El polvo contínuo: concepto y características

lasclavesdesol

Cómo bien sabéis, mis amigas son fuente interminable de inspiración. Gracias, chicas. La última musa ha sido mi amiga Inés.

Inés sufre del mismo mal que el resto de la pandi: no pillamos cacho ni pagando. Pero hace cosa de dos meses se fue a una boda (pongamos que fue en Galicia, por decir algo) y allí conoció a un apuesto joven con el que pasó una preciosa madrugada plagada de sexo. Cuando digo plagada, quiero decir PLAGADA. Mi amiga tuvo la dicha de encontrarse con uno de esos chicos que nunca se cansan y siempre quieren más (más follar, se entiende). 

tom

Ella vuelve a nuestra ciudad y, cómo es normal, pues  mensajito va, mensajito viene. “Huy, qué simpático”. “Mira, qué salao”. Y un mes después de su ardiente encuentro post-bodil, allá que la tía, con un par, se pilla un vuelo y se va a visitar al doncel. Veinticuatro horas, ni una más ni una menos. Cuándo me envía el típico mensaje de “ya estoy sentada en el avión” para que la recoja en el aeropuerto, añade unas bonitas frases:

  • Trae hielo a cascoporro.

Y antes de que yo pudiera contestar…

  • Pal coño.

salma

QUÉ BONITO, SEÑORES. Se me saltaron las lágrimas de la emoción. No es para menos.

Cuando se subió en el coche, no le pregunto cómo ha ido el vuelo, a mí qué me importa.

“¿Cuántos polvos has echado, malandrina?”. (Esperando que me dijera, tres. A lo sumo, cuatro).

“No lo sé. No hemos parado”, contesta ella agotada y dolorida.

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Dios mío, madre del amor hermoso, nos hallamos ante un caso claro de POLVO CONTÍNUO (en adelante P. C.)

omg

Hacía años que no se avistaba un ejemplar de estas características por nuestro país (o al menos por la parte de país que nosotras frecuentamos).

Para concretar: el P. C. es aquel que sabes cuándo y dónde empieza pero nunca cuándo ni dónde acaba. No tienes claro si contar los periodos entre siestas, entre alimentos, entre duchas o entre orgasmos y, en este caso ¿de él o de ella? Mejor no intentarlo. Tú sabes que no has parado de fornicar, y con eso ya basta.

Las características del P. C. son las siguientes:

  • Cómo ya hemos comentado, no se sabe cuánto dura.
  • Eso sí, la duración mínima del P. C. es de tres horas.
  • En el caso del hombre, se da normalmente en edades  comprendidas entre los veinte y los veintiocho años (no me preguntéis por qué, es estadística pura).
  • Las mujeres, por razones fisiológicas, tenemos más facilidad que el hombre para disfrutar del P.C. pero, claro, hay que dar con un contrincante que reúna las características adecuadas. Y eso NO ES FÁCIL.
  • El P. C. escuece (el chirri, obvio).
  • El P. C. mola.
  • El P. C. mola MOGOLLÓN. (Perdón, me he dejado llevar por el entusiasmo)
  • Es algo que todo el mundo parece desear pero muy pocos están dispuestos a ejecutar (otro caso más de paradoja existencial).
  • Se da con la misma frecuencia que la visita del Cometa Halley, así que si tienes la suerte de avistar uno, NO LO DEJES ESCAPAR.

Y bueno, chiquis, que lo último que sé de Inés es que, esta vez, es él quién ha ido a visitarla (durante tres días) y me temo que, a la vuelta de mi viaje, me la encontraré escayolada  y, muy probablemente, ingresada .

Qué suerte la suya.

good job

Cómo pillar cacho en la era de Tinder (sin Tinder).

Cómo pillar cacho en la era de Tinder (sin Tinder)

Que lo de pillar cacho está difícil (al menos para mí y algunas de mi entorno) no es ningún secreto. Muchas son las explicaciones  que he encontrado pero ninguna parecía ser la definitiva, hasta que descubrí Tinder.

Yo tenía amiguis que lo usaban y me parecía algo exótico y divertido como para escribir sobre ello, así que voy yo muy decidida y me abro un perfil. “Coño, qué fácil”, pensé yo…

Cómo pillar cacho en la era de Tinder (sin Tinder)
Uno de los naturales chicos de Tinder.

Y empiezas a revisar el catálogo y al cabo de 20 fotos quieres morirte, de la risa o de la desesperación, según tengas el día. Sobre el tema de las imágenes ya escribí y podría seguir por los siglos de los siglos… Pero como soy muy de la investigación en profundidad, les di unos likes a los que menos miedito me daban y AY, LA HOSTIA.

Cómo pillar cacho en la era de Tinder (sin Tinder)

Los primeros comentarios que me hicieron eran del tenor literal siguiente:  “Tras unos vinitos ¿Me invitarías a tu casa?” o “Tengo sabor a Cola Cao y a Nesquick” (en mi perfil pone que soy adicta al Cola Cao). Pero vamos a ver, almas de cántaro: por muchas ganas que tuviera de fornicar, ante semejantes sandeces, NO OS TOCO NI CON UN PALO.

Cómo pillar cacho en la era de Tinder (sin Tinder)

Entonces, yo muy lista, pienso que estos tíos son tontos del culo y no tienen ni idea de cómo llevarse a una tía a la cama. Para mí es obvio que deberían esperar a quedar, ver si la tía les mola, intuir si a ella le pasa lo mismo y entonces ¡Zasca! morreo al canto y pollazo ulterior.

PERO NO.

No soy yo tan lista, de hecho, NO TENGO NI PUÑETERA IDEA. Por sideral que me parezca, hay chicas, que contestarán “Nos podemos saltar los vinos” y “Estoy loca por zamparme tu cacao”. Y es que siempre hay un roto para un descosido, ya lo decía mi abuela.

Ahora lo empiezo a tener claro: ellos hacen la “metralleta”, o sea, “likes” a tutiplén. Lo que toda la vida ha sido un “disparar a lo que se mueva” o “en tiempo de guerra todo agujero es trinchera”. El único requisito sine qua non es tener coño. Hay match, ellos lanzan una pregunta más o menos encubierta que básicamente significa “¿Te la voy a meter en cuanto te vea?”, hacen copiar/pegar indiscriminado y unas cuantas contestan el tan ansiado “YES, OF COURSE”.

Cómo pillar cacho en la era de Tinder (sin Tinder)
Una que se cree que él solo le ha dado “like” a su foto. Qué lastimica…

Y, milagro, se produce una nueva versión de la selección “natural”. Solo sobreviven follan las que primero y más claramente griten “¡SÍ, ENCHÚFAME!”.

Cómo pillar cacho en la era de Tinder (sin Tinder)
Una le ha dicho que sí al pollazo a primera vista.

En un primer momento pensé que Tinder no era más que el ligoteo real llevado a lo virtual, con lo cual los volúmenes aumentan exponencialmente. Si en una disco tonteas con 3 en una noche, en Tinder puedes hacerlo con 30 en una hora. Pero la aceleración va mucho más allá: es muy duro decirle cara a cara a una tía “Oye, ¿quieres follar?” a dos minutos de haberla conocido, pero qué fácil es decírselo al Iphone…

Y yo me planteo varias cuestiones… ¿Realmente este es el sueño de muchos tíos que quieren metérnosla antes de saber nuestro nombre? ¿Hacia dónde evoluciona esto? ¿Va a ser la tónica general? ¿Ya lo es? Las que no gritemos “Sí, fóllame”, ¿ya nunca jamás follaremos? ¿Se acabó ligar en los bares, en los conciertos, en la vida real? ¿Debería abrir mi mente junto con mis piernas y ser menos tiquismiquis o directamente me embuto en un hábito?

Cómo pillar cacho en la era de Tinder (sin Tinder)

Venga, le voy a dar otra oportunidad a la App… Vuelvo a mirar las fotos y todos esquían, todos hacen surf, todos tienen perro, TODO ES MENTIRA.

Y yo, que nunca fui reticente al polvo de la primera noche, me pregunto cual es la diferencia entre eso y el SÍ de Tinder. Y ya lo empiezo a tener claro, queridos míos: la diferencia es el chiste estúpido que me pone cachonda, lo bien que bailas, lo bien que hueles (mejor sabrás), ese culo tremendo, esas manazas, cómo me miras las tetas, cómo me miras la boca, lo bien que conjugas el subjuntivo, cómo me besas, cómo me tocas.

Y quizás llegue un día en el que la tecnología consiga que mi teléfono huela, sepa, toque. Hasta entonces y, muy a mi pesar, seguiré preguntándome cómo pillar cacho en la era de Tinder, PERO SIN TINDER.

Cómo pillar cacho en la era de Tinder (sin Tinder)

Los hombres que mentían a las mujeres (para chingar)

los hombres que mentían a las mujeres

Consternada me hallo desde hace un par de días. Publiqué en Facebook el post sobre lo maravilloso de los morreos y, cual fue mi sorpresa cuando se genera la siguiente conversación entre coleguis.

Chica: yo beso bien.

Chico: ¿y cómo lo sabes? ¿Te has besado alguna vez?

Chica: me lo dicen siempre.

Chico: lo decimos siempre “Qué bien besas, vamos a la cama”.

ME MUERO.

me-muerto

Intervine rauda y veloz, al borde del ataque de ansiedad “¿ME ESTÁS DICIENDO QUE TODOS LOS QUE HAN AFIRMADO DURANTE LOS ÚLTIMOS 32 AÑOS QUE BESO BIEN, ESTABAN MINTIENDOOOOOOOOOOOOO?”

A lo que él me respondió lo siguiente: “Jajaja todo es posible, y si te juntas con mentirosos es incluso probable. Pensad que si decimos Besas como una vaca sedienta se acabó el asunto.”

over

Me quedé mirando la pantalla unos cinco minutos, pensando que, por mucho que me jodiera, el chaval tenía razón. Ojito, razón en que si te dicen que lo haces mal, adiós muy buenas, no razón en mentir.

Fijaos bien en lo diferentes que somos: si no me gusta como besa un tío es SUMAMENTE IMPROBABLE que me acueste con él. Siempre hay excepciones pero, para ser sincera, he acabado arrepintiéndome. De todos es sabido que, si besa mal, FOLLA PEOR. Pero los hombres (sí, generalizo, no me queda otra…) pasan eso por alto, te sueltan la trola y hala, a meterla. Mi siguiente pregunta sería: chicos ¿las chicas que besan mal, follan mal? En caso de respuesta afirmativa, ¿os da igual?

os-da-igual

Seamos positivas, esto no deja de ser una ventaja para nosotras. Da igual lo mal que besemos o follemos, siempre habrá alguien dispuesto a metérnosla.

QUE NOOOOOOOO, QUE ESTO ES MUY TRISTEEEEEEEEEE.

triste

No puedo pensar con claridad ahora mismo. No es solo la posibilidad de que bese asquerosamente y haya vivido en la inopia durante tres décadas, es que quizás la chupamos de pena y nosotras vamos de felacionadoras salvajes. PORQUE SI NOS MIENTEN EN LOS BESOS, NOS MIENTEN EN LAS MAMADAS, no os equivoquéis. Y, digo yo, que vaya horror que te estén clavando ahí abajo los dientes, succionándote como una mala bestia, y tú fingiendo que tus gemidos son de placer, cuando en realidad son de dolor.

Y si nos mienten en las mamadas, quizás nuestras tetas no les parezcan tan impresionantes. Lo mismo con nuestro culo. Quizás ese vestido no nos quede tan sexy y ese perfume no huela tan bien.

 mienten

No encuentro solución a este dilema, amiguis. Unas pensarán “Yo lo tengo clarísimo, beso que te mueres y la chupo aún mejor”. Bien por ellas. Pero, ¿y el resto? Yo no puedo evitar plantearme si he vivido una fantasía y me pregunto si en realidad importa. Si yo creo que soy la megafucker, ¿qué más me da lo que piensen los demás? Sobre todo teniendo en cuenta que parece que el resultado es el mismo: hagamos lo que hagamos y cómo lo hagamos, ellos van a querer empotrarnos.

Desde aquí hago un llamamiento a todos aquellos con los que me he besado (o lo que sea). Sed sinceros, por favor, puntuadme. Sacadme de este pozo de dudas existenciales que me está matando.

Eso sí, en caso de suspenso, MENSAJE PRIVADO.

los hombres que mentían a las mujeres

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